miércoles, 19 de octubre de 2016

Algunos apuntes sobre el visado y los vuelos a Birmania

Lo más sencillo es solicitar el visado por Internet. Te recomiendan tener billete de entrada y salida del país, aunque luego en el formulario no te los piden. Pero, lo que parecí ser un mero trámite, rellenar el formulario, pagar y ya está, días después resultó no ser tan mero trámite, porque a un amigo con el coincidí en Tailandia más tarde se lo denegaron sin razón aparente y con la consiguiente pérdida del dinero que ya había pagado. El datoe s sorprendente, y más lo es aún que no le dieran explicaciones, por lo que en realidad no sabía por qué se lo habían denegado.

En cuanto a los vuelos, los directos a Birmania suelen ser caros. Una buena opción es volar a Bangkok (que suele tener unos precios mucho más asequibles), y de ahí volar en compañías de bajo coste a Birmania. Una de las mejores y más fiables es AirAsia, que tiene su base en Kuala Lumpur, pero viaja a muchos países, incluidos Nueva Zelanda y Sri Lanka, por ejemplo, pero hay otras muchas.

De Vientián a Bangkok

Al día siguiente me tocaba pasar otra frontera, esta vez de Laos a Tailandia. Vientián está muy cerca de la frontera y se puede ir en autobús de línea o reservar una plaza ern el hostel para que te lleven por un módico precio. Te en cuenta que probablemente la ruta incluirá paradas en otros hostels para que no vayas apurado, aunque en el hostel ya te dirán cuándo tienes que salir.

La manera más fácil de cruzar la frontera es coger un tren en la estación Thanaleng (donde te dejará el tuk-tuk que hayas reservado en el hostel o el autobús) que en 15 minutos, tras haber pasado el correspondiente trámite de salida de Laos (sin sobresaltos) y cruzar el puente de la Amistad, te deja en la estación de Nong Khai ya en Tailandia. El cruce de la aduana fue un mero trámite y en seguida estaba ya en territorio tailandés. Y entonces sucedió una cosa curiosa. Justo a las 18.00 sonó una música (que supongo que era el himno) y todo el mundo se puso de pie, y los de la Renfe tailandesa saludando militarmente.

El pequeño tren laotiano qie cruza el puente de la Amistad y te deja en Tailandia

El tren nocturno para Bangkok salía hora y media después, y hay que decir que los trenes tailandeses son cómodos, limpios y baratos. Para mí, sin duda, la mejor opción para viajar desde la frontera hasta Bangkok. Puedes reservar litera (si se hace con algo de tiempo) y yo viajé durmiendo como un niño (de hecho, fui el último que se despertó de mi vagón) hasta que por la mañana llegué a Bangkok, donde además me iba a encontrar con dos amigas, Lourdes y Susana, con las que iba a pasr casi tres semanas en Birmania, además de tres días en la capital tailandesa.

Otra cosa que hay que decir de los trenes tailandeses es que está prohibido beber alcohol. Unos italianos que iban en grupo subieron con unas cervezas y en seguida el revisor les indicó que las guardaran.


Estación de Nong Khai y el tren que me llevó hasta Bangkok
Bangkok es una ciudad que me sorprendió para bien. Es bastante ordenada con amplias avenidas donde por todas partes se veían las fotos del rey, que unos días después murió a las 90 años. Pero no solo fotos, sino que le dedican pequeños altares. También lo vi en las estaciones de tren del país.

Nos alojamos en un hotel bastante majo, el Roof View Place, que está en un barrio muy majo con hostels y restaurantes, y muy cerca de Khao San, pero sin el inconveniente del ruido de este barrio, mucho más populoso. Eso sí, vayáis donde vayáis, os recomiendo habitación con aire acondicionafo, por lo menos en agosto-septiembre, porque hací un calor insoportable en la ciudad.

Disfrutamos de la ciudad paseando, visitando algunas pagodas y el palacio real, y tomando algunas cervezas en bares con terracita elevada con vistas al río. Un sitio muy recomendable, por las vistas y el precio, es el River Vibe Restaurant and Bar, que está en el piso 9 del Riverview Guest House, en el Barrio Chino. Es complicado de encontrar, pero con maps.me llegamos de maravilla. La verdad es que fue una agradable sorpresa la ciudad. Y de allí, el tercer día cogimos un avión para irnos a Birmania.

Vistas del río de Bnagkok desde una terraza tomando una cerveza