lunes, 14 de noviembre de 2016

De Hap'an al lago Inle... pasando por Kalaw

El autobús nos llevó por una carretera preciosa (aunque casi todo lo hicimos de noche y durmiendo) hasta Kalaw, donde nos dejó de par de mañana en la carretera. Allí había unos chavales con unas motos que se ofrecieron a llevarnos bastante barato hasta el hotel que habíamos reservado, y menos mal que aceptamos, porque, aunque se estaba bien a la fresca mañanera, había más distancia de la que pensábamos y con bastante cuesta. El hotel (Thitaw II) era una maravilla. Lo lleva un belga que lleva muchos años viviendo en Birmania y está muy cuidado y limpio. El señor es encantador y los desayunos... se me saltan las lágrimas al recordarlos.

Kalaw, además de ser una ciudad agradable, es el origen para hacer un trekking de dos o tres días al lago Inle. Habíamos leído en Internet y nos había comentado gente que conocimos por allí que la mejor compañía para contratar el trekking era Sam Family, y así lo hicimos. Y la verdad es que salió todo fenomenal.

El precio creo que fueron 36 dólares (íbamos cuatro personas y la guía, y no hacen grupos de más de seis además del guía) e incluye la comida de los dos días, la noche en una casa de lugareños a mitad de camino y la guía, además de que te llevan los macutos al hotel que hayas reservado en el lago Inle. Un chollo, vamos. Además, nuestra guía era encantadora. Íbamos ella, nosotros tres y un neozelandés que me sacaba dos cabezas (cosa que tampoco es tan difícil).

Vistas entre Kalaw y el lago Inle

Nos hizo un tiempo espectacular y solo llovió cuando habíamos parado a comer. Teniendo en cuenta que era estación de lluvias, una suerte. El camino no es duro, y se puede hacer sin problemas, y las vistas son preciosas. Al caer la noche llegamos a una aldea donde nos tomamos unas cervezas (Myanmar, por supuesto) con el neozelandés (que me dio algún consejo para mi viaje a Nueva Zelanda) y dormimos en unos colchones en el suelo de la casa de una familia, donde nos dieron de cenar estupendamente. Y a las seis estábamos de pie desayunando, pero es que la gente de la aldea estaba ya trabajando a esas horas en el campo.

Llegamos al lago Inle al día siguiente a la hora de comer. Luego hicimos un trayecto en barca de una hora y media hasta el pueblo donde están están los hoteles y restaurantes. Habíamos elegido un hotel al borde del lago que la verdad es que estaba muy bien y tenía una terraza para los desayunos con muy buenas vistas, pero tenía un problema que tienen todos los hoteles al borde del lago. El ruido de los motores de las barcas es infernal, empieza a sonar a las seis de la mañana y ya no para hasta la noche. Realmente es muy molesto, por lo que os aconsejo que, si vais, escojáis un hotel en el interior del pueblo y no al borde del lago.


Pescadores en el lago Inle.

Desde Inle hicimos una excursión por el lago a ver un par de monasterios, pero tampoco fue lo más interesante del viaje. Lo que sí fue interesante como experimento cultural fue la cata que hicimos de dos botellas de vino birmano. Una era tipo Oporto y no estaba mal del todo. La otra era de tipo... bueno no sé. Pero por supuesto nos la bebimos.

Y de ahí, alguno con un poco de resaca (no diré nombres), cogimos otro bus nocturno para ir a Hsipaw, donde pensábamos hacer otro trekking que también habíamos leído que estaba muy bien.

Qué mejor que una buena botella de vino birmano para meterse entre pecho y espalda


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