martes, 20 de septiembre de 2016

Xi'an

¡Benditos números arábigos!

Eso es lo primero que se te viene a la cabeza cuando llegas a la estación, recoges tu billete reservado en ctrip en la taquilla sn ningún problema (ojo con el tiempo de antelación con el que vais a recogerlo, estáis en China y las colas pueden llegar a ser kilométricas) y ves que pone, entre infinidad de caracteres que no tienes ni idea de a qué se refieren, "K548". Y más cuando levantas la cabeza y ves que en los paneles electrónicos, entre infinidad de caracteres que no tienes ni idea de a qué se refieren, también pone "K548", y detrás otro número que deduces que es el del andén. Y cuando llegas al andén y vuleves a ver un panel que pone otra vez esos maravillosos números, vuleves a pensar: ¡Benditos número arábigos! Porque los chinos, aunque tienen un sistema de escritura propio (y muy complicado, todo sea dicho de paso), utilizan el mismo sistema numérico que nosotros, lo que es de agradecer cuando vas a coger un tren, por ejemplo.

Por la mañana, después de 35 horas de viaje sentado (en asiento duro, y os aseguro que es duro), llegué a Xi'an, después de comprobar varias cosas: los chinos son amables e intentan interactuar contigo; prácticamente nadie habla inglés; escupen mucho menos que hace 10 años y tienen la delicadeza de no hacerlo en el suelo del vagón; y los asientos son duros y bastante incómodos.

Xi'an es mucho más que los guerreros de terracota, que estrictamente no están en Xi'an, sino a unos cuantos kilómetros de la ciudad. Para llegar, lo más fácil es coger el autobús 306, que te lleva hasta el recinto. Pero Xi'an es también su barrio musulmán, repleto de chiringuitos (y de turistas, muchos de ellos chinos) donde se puede comer exquisitamente por un módico precio; y sus dos torres (la del tambor y la de la campana); y sus murallas; y sus gentes.


Chiringuitos de comida callejera en el barrio musulmán

Después de descansar y dar un garbeo, por la tarde estuve paseando por el barrio musulmán y picoteando cosas para cenar, y me fui a tomar un zumo a un café muy cuco, pero muy chiquito, que hay en ese barrio, el "Café de Paris". Al cabo de un rato, y cuando parecía que iban a cerrar, se me acercó una de las dos chicas del café y me invitó a cenar. Me contó que estaban de celebración y que iban a hacer un "hotpot" con unos amigos, y que les encantaría que cenara con ellos. Ni corto ni perezoso, y aunque yo ya había cenado, me uní a ellos. Una de las mejores decisiones que he tomado en este viaje. Era una cuadrilla encantadora y muy graciosos, y allí nos quedamos, cenando y jugando al "piedra, papel o tijera" para ver a quién le tocaba tomarse el siguiente chupito de cerveza... aunque al final bebíamos todos. Así nos dieron las 5 de la mañana y mis anfitriones me llevaron a desayunar, como quien toma un chocolate con churros, una especie de potaje cuyo nombre no recuerdo, pero que me sentó estupendamente antes de acostarme, en un chiringuito callejero recién abierto. Por supuesto, me acompañaron hasta el hostel y no se despidieron de mí hasta que me dejaron en la misma puerta.


Cenando un "hotpot" con unas coronitas en el "Café de Paris".

Al día siguiente hice un poco más de turismo y después de comer, tal y como había quedado, volví al "Café de Paris" para reencontrarme con mis amigos. Esa noche me llevaron a un restaurante muy concurrido en otro barrio y vovlieron a dejarme en el hostel después de cenar. Pues bien, en esos dos días no me dejaron pagar ni un solo yuan. Por mucho que lo intenté, no hubo manera. Les estoy muy agradecido por lo bien que me trataron y por lo que me enseñaron de historia y costumbres de la ciudad. Para que luego digan que los chinos son antipáticos...

Y así, con mucho pesar, al día siguiente me fui hacia Chengdu en tren, siguiendo mi camino hacia el sur. Había sacado mi billete en ctrip otra vez y lo había recogido en la estación con antelación, pero en un principio no me di cuenta de que el tren no salía de "Xi'an", sino de "Xi'an South". Y la cosa tenía su miga. Menos mal que fui previsor y fui con bastante antelación, porque la estación de "Xi'an South" está... a 50 km de la ciudad. Vamos, que es como si sacas un billete desde la estación de "Tafalla sur" y te mandan a Tudela o "Guadalajara sur" y te mandan a Madrid. Durante bastante tiempo el taxista y yo pensábamos que no llegábamos, pero, aunque por poco, pero lo logré. Y esta vez había tenido suerte y había conseguido sacar litera dura (que es bastante cómoda) hasta Chengdu, donde llegaría después de 12 horas de viaje (trayecto corto para ser China) por la mañana.

4 comentarios:

  1. Jaja, piedra papel o tijera... porqué les gustará tanto este juego. Mira este artículo del confidencial http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-05-06/un-matematico-chino-descubre-la-forma-de-ganar-a-piedra-papel-o-tijera_125562/. Lo descubrimos después de pasarnos una noche entera jugando al piedra papel o tijera con un grupo de chinos en Yangshuo, tampoco pagamos nada, la noche nos salió gratis y no fue por nuestra habilidad en el juego jejeje

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  2. A mí me ganaban simpre también. Así cualquiera :-)

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  3. Me lo paso en grande conociendo el lago,creo que del dragon las aventuras que nos relatas y los rincones originales que nos muestras.Peo como es poaible que te encuentres amigos hasta en la China. Espero que tu proxima cita me digas que has quedado en Marte.Seguro que si te empeñas lo haces con exito. Por este rincon de pandereta se sobrevive a puro ser fuertes.Con cariño. MARISA

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  4. Muchas gracias, Marisa, espero no defraudarte. A ver si escribo un poco más a menudo ahora. Un abrazo muy fuerte y otro para Pili

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