lunes, 14 de agosto de 2017

Por los valles de Valbona y Theth

La tarde anterior a la partida conocí a una china que no estaba en mi albergue, pero que apareció por allí no sé muy bien por qué, y decidimos hacer la ruta de Valbona a Theth juntos para no andar solos por las montañas, por lo que pudiera pasar. Nos recomendaron salir pronto porque iba a hacer calor, así que quedamos a las 7.30 y nos sumamos a una pareja de españoles que estaban desayunando y allá que nos fuimos los cuatro... y nos perdimos casi nada más salir. En nuestro descargo cabe decir que no fuimos los únicos y a todos nos pasó en el mismo punto, por lo que, si vais a hacer la ruta (cosa que aconsejo a todo el que caiga por Albania), tened cuidado y estad atentos al principio proque realmente es el único sitio donde puedes perderte, en el río.
Gracias a ese despiste y a fardar de maps.me (me podía haber quedado callado), me tocó tirar monte para arriba en una ladera bastante pina y sin sendero, encontrar el camino, retroceder unos dos kilómetros pegando gritos hasta que mis compañeros de despiste me oyeron, reintegrarlos al camino, y volver a hcer esos dos kilómetros más el resto del trayecto. Total, que la broma me costó unos cinco kilómetros de más (lo que no tiene ninguna gracia cuando tienes que hacer unos 16 km por el monte). Eso sí, el paisaje es espectacular.
En el camino hay un par de cafés, uno un poco antes de la cima y otro un poco después, que vienen muy bien para descansar, rellenar las botellas de agua, tomar algo fresco o incluso comer algo. En ellos y a lo largo de la ruta nos cruzamos varias veces con un par de chavales, un suizo y un sueco, con los que acabaríamos compartiendo cena, cervezas, y yo incluso habitación.

De camino a la cima. De allá al fondo veníamos
Cuando llegamos al paso, después de unas cuatro horas de subida (por culpa del despiste, lo normal son 3-3,5), respiramos mñas tranquilos y alucinamos con las vistas que hay de los dos valles simultáneamente. Entonces se te olvida todo lo que has pasado para llegar allí, aunque aún nos quedaba la bajada, que no era moco de pavo (de hecho, de Valbona hasta el punto más alto hay un desnivel de unos 800 metros, mientras que desde ese punto a Theth hay unos 1.000 metros). Además, nos esperaba una sorpresa al llegar a Theth. 

Vista del Valle de Theth desde el paso. Al fondo, entre los árboles, se intuye el pueblo
Cuando ya pensábamos que estaba todo hecho (ahí nos despedimos de Wong,nuestra compañera china) y estábamos soñando con una cerveza bien fresca, nos enteramos que nuestros alojamientos (que ya es coincidencia, el del suizo y el sueco era el mismo que el mío y el de la pareja de españoles, la casa de al lado), estaban 2,5 kilómetros... ladera arriba por el otro lado del valle. Os prometo que no nos hizo mucha ilusión la noticia. Y aún no habían acabado las sorpresas, porque al llegar me dijeron que no tenía habitación. Después de un momento de duda me dijeron que sí, pero cinco minutos después llegaron el suizo y el sueco y les dijeron que no. Como uno ya tiene su edad y, si se lo puede permitir, se coge habitación individual, es lo que ahbía hecho aquí, pero mi habitación tenía dos camas, una de matrimonio y otra individual. Solución: el suizo y el sueco durmieron en la cama de matrimonio y yo en la individual. A pesar de todo eso, el alojamiento, Bujtina Tethorja, era estupendo, y la cena de las mejores y más abundantes que he tomado. Además, la gente era encanatadora, incluidos unos clientes albaneses que vivían en Italia y que me contaron la historia de Albania desde sus orígenes ilirios, de los que están muy orgullosos. 
Como todos nos habíamos deshidratado bastante en la subida teníamos ganas de meter algo de líquido en el cuerpo, y es lo que hicimos en cantidades considerables (tampoco excesivas) en forma de cerveza y rakija (especie de orujo albanés, a diferencia del raki turco, que es una especie de anís).
No sé cómo dormirían mis compañeros de habitación, pero yo, entre el cansancio y la cerveza, dormí como un lirón.
Al día siguiente se fueron casi todos a Shkodër temprano por la mañana, y yo me dediqué a pasear por el valle, bañarme en el río y tomarme alguna cerveza, todo bastante relajado.

Pueblecito de Theth
A la mañana siguiente hicimos otro grupeto, como en el ciclismo, para subir: dos neozelandesas, dos franceses, un finlandés y yo. Esta vez, sin demasiados sobresaltos, aunque con la lengua fuera también llegamos a Valbona. Me separé de mis compañeros de sufrimiento y allá en Valbona me junté con un grupo de cuatro murcianas esncantadoras con las que me eché un par de cervezas y que al día siguiente se iban par Theth. En cierto modo me daban un poco de envidia, porque Theth me gustó mucho, pero se me pasó en seguida en cuanto me acordé de la caminaa que les esperaba.
Hice noche en Valbona y, a la mañana siguiente temprano, a las 7.00 de la mañana, cogí el minibús que me llevó a Kosovo.
Valbona, siete de la mañana. Esperando el minibús para Kosovo

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