miércoles, 16 de agosto de 2017

Por las ciudades de Kosovo

Después de mis travesías montañeras por Montenegro y Albania, decidí tomarme Kosovo desde una perspectiva más urbanita. Tracé una ruta que me llevaría a Peje, Pristina, Mitrovice y Prizren, para después volver a Albania.
Lo primero que tengo que decir es que viajar en autobús por Kosovo es sumamente sencillo. Hay autobuses que unen las principales ciudades cada muy poco tiempo, funcionan puntualmente y cuestan poco dinero. De Peje a Mitrovice hay 10 autobuses diarios, y a Pristina salen cada 20 minutos, y de Peistina a Mitrovice o a Prizren cada 15-20 minutos, con lo que se puede ir a la estación y coger el primero que salga, nunca te va a tocar esperar mucho.
El autobús que cogí en Valbona me dejó directamente en Gjakova, ya en Kosovo, junto con una pareja de galeses, que éramos los únicos ocupantes del bus (más el conductor, claro). La ciudad nola pude más qeue intuir al paso del autobús, pero la verdad es que me pareció que tenía un casco viejo bastante interesante.
En Gjakova ya empecé a apreciar la frecuencia de los autobuses kosovares, y no mee dio tiempo ni a tomarme un café con los galeses, porque el autobús a Peje salía cinco minutos después de mi llegada.
Peje es una ciudad muy agradable, con un casco antiguo en parte peatonal y que a veces parece un bazar turco. Además, en las afueras de la ciudad está el Patriarcado serbio ortodoxo, patrimonio de la Unesco, que merece una visita. Eso sí, no se os olvide ir documentados (vale el DNI), porque hay un par de policiías en la puerta que se quedan con tu identificación hasta que sales. Supongo que es para evitar conflictos étnico-religiosos. Dentro unas amables monjas te preguntan de dónde eres y te ofrecen una audioguía en inglés, cosa que es de agradecer.
Un buen sitio para dormir en Peje es el Sarac Hostel, muy recomendable, aunque un poco alejado de la estación de autobuses.

Patriarcado serbio ortodxo de Peje. En él están enterrados los primeros patriarca

 Mi idea era ir desde Peje a dormir a Mitrovice, pero no pude encontrar por Internet ningún alojamiento a precio razonable, y, viendo que de Pristina a Mitrovice se tarda solo una hora, decidí dormir un par de noches en Pristina y hacer una excursión de un día a Mitrovice.
Pristina, la capital, me decepcionó un poco. Tiene una calle peatonal, la calle madre Teresa (está por todos lados aquí también) y poco más, salvando, claro está, la estatua de Bill Clinton. No es broma, tienen una estatua de Clinton con una bandera americana que es bastante graciosa. Lamentablemente no pude fotografiarla y no os la puedo poner aquí, pero buscadla porque tiene su aquel. El caso es que Clinton era presidente de Estados Unidos cuando la guerra de Kosovo contra Yugoslavia y apoyó sin ambages a los kosovares, de ahí la estatua.

Este no es Clinton, es Ibrahim Rugova, presidene de facto de Kosovo antes de la declaración de independencia
Lo bueno de Pristina fue que en el hotel conocí a un par de chavales alemanes muy majos que no tenían muy claro dónde ir al día siguiente y decidieron venirse conmigo.
Por la mañana nos fuimos a la estación y cogimos el autobús para Mitrovice. Esta ciudad lo que tiene de interesante es que está dividida en dos. Es de los pocos sitios en Kosovo donde todavía hay una importante minoría serbia, pero no se juntan con los albanokosovares. Hay un puente sobre el río que separa las dos partes de la ciudad que etá cerrado para los vehículos y que muy poca gente cruza. Cuando estás en el otro lado sí te sientes realmente que estás en Serbia. Solo ves banderas serbias, y las albanesas e incluso las kosovares han desaparecido, y todo está escrito en lengua serbia y en cirílico. Eso sí, da sensación de mayor pobreza que en el otro lado. Una cosa que nos sorprendió es que la mayoría de los coches tienen matrícula serbia, no kosovar, y muchos van sin matrícula. Mi hipótesis es que prefieren ir sin matrícula a llevar matrícula kosovar, pero es eso, solo una hipótesis. Le preguntamos al dueño del hotel en Pristina sobre ello y no nos lo aclaró, simplemente nos dio un discurso sobre la gran Albania y sobre los ilirios otra vez. El día acabó con exaltaciones a la amistad germano-navarra entre cervezas en nuestro hotel.

Banderas serbia y rusa en Mitrovice
Mural con las mismas banderas. No sé lo que dice, pero hace referencia a Rusia, y no creo que sea muy pro la independencia de Kosovo...
A la mañana siguiente nos dirigimos los tres a la estación de autobuses. Los alemanes para hacer dedo en dirección a Montenegro y yo para coger un bus a Prizren.
De todas las ciudades en las que he estado en Kosovo, sin duda esta es la más bonita. Bien merece un buen paseo por sus calles, la visita a la mezquita de Sinan Pashá y la subida al castillo, desde donde hay unas vistas magnificas de la ciudad y alrededores. Además, cuando llegué se celebraba un festival internacional (16.ª edición, creo) de documentales. Tenían varios espacios habilitados para ver las películas, incluidas las ruinas del castillo, y cada entrada costaba dos euros. Las entradas había que sacarlas en un stand del festival en la plaza, y yo, con mi despiste habitual, me presenté en uno de los cines con la intención de sacar la entrada para ver un documental sobre Reagan y dos cortos. Le pregunté a una mujer que había por allí con una acreditación y me dijo que allí no se vendían, pero que esperara un momento. Se puso a hablar con la chica que estaba en la puerta de la sala y le oí cómo le decía en inglés: "Pero ¿le puedo dar mi entrada a este chico?" Como la respuesta fue afirmativa, me la regaló, lo que yo le agradecí sinceramente, y después de uno de los cortos anunciaron la presencia de la directora estadounidense para hablar de la película. Pues sí, efectivamente, era la misma mujer que me había regalado la entrada.
El único problema del festival es que los precios de los alojamientos eran mayores de lo habitual, pero hay que reconocer que había un ambiente increíble y, además del festival de documetales, había también conciertos y otras actividades. Total, que fue un buen colofón a mi estancia en Kosovo. Al día siguiente por la mañana cogí un autobús para Tirana y me volví para Albania.

Vista de Prizren. En primer plano, la mezquita de Sinan Pashá. Arriba, a la izquierda, el castillo



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